The Saints. Se cierra el Atiende
Alicante 2015 con el rock más crudo, salvaje y primitivo.
The Saints era la última actuación, y
seguramente la más esperada, del ciclo Atiende Alicante 2015;
después de Chris Brokaw y Kim Fasticks, a The New Raemon, Gemma Ray
y un largo etcétera le llegaba el turno a la mítica banda
australiana, banda que muchos habíamos oído pero que seguro que no
tantos habían tenido ocasión de verla actuar en directo. Yo no era
uno de ellos y tuve mi oportunidad este pasado domingo en el Teatre
Arniches.
Llegué al teatro sobre las siete y
cuarto -algo tarde- cuando apenas habían tocado tres canciones,
según me contaron por allí. Nada más entrar vi el Arniches a
rebosar, como ya sabíamos que iba a ser y como no podía ser menos
con The Saints.
Lo primero que me llamó la atención
es lo bien que tocan y lo limpio, claro y contundente que suena todo.
En directo suenan mucho más pulcros
que en estudio, lo cual es mucho para cualquier grupo y es
maravilloso ver como sobre una base de tres acordes y un ''bombo,
caja'' de lo más sencillo se construyen los adornos y detalles
instrumentales más exquisitos.
Tantos años tocando se notan y mucho y
allí escuchamos salir de toda suerte de florituras desde aquella
Gibson SG, pequeños y entrecortados solos, armónicos y demás
florituras que se entremezclaban con la voz de Bailey. La batería,
dentro de su simpleza así mismo estaba llena también llena de
sutiles detalles y ejecutada de una forma simplemente perfecta.
Todo ello sobre el bajo de Chris Bailey
que lo llenaba todo, con su sonido ronco y contundente, que por
momentos se subía a la parte alta del mástil para brindarnos esos
adornos llenos de melodía y expresión, me encanta oír el bajo al
volumen de la guitarra y esa voz inconfundible que es la suya y aderezado con su gran sentido del humor, que nos hizo esforzarnos por entender el inglés.
Pero por encima de toda esa técnica lo
que allí, en el Arniches, se respiraba, era la esencia de ese
sonido tan crudo y primitivo, donde rock y punk se tocan, que nos
hacía tambalearnos a todos sobre nuestras butacas, literalmente, así
como a quienes estaban de pie, en un concierto que, se hizo corto
pero intenso, en aquella hora y pico larga que duró. Un repaso por cuarenta años de canciones que nos inundó con su música y que hizo que a muchos nos costará irnos del Arniches aún cuando la banda ya se había retirado tras acabar.
Para concluir, y a título personal, un
final perfecto y maravilloso para el Atiende Alicante de este año y
que, esperamos que se repita en los años sucesivos. Gracias a Un Fulgor de Moda Ántonima y a Santa Leonor por brindarnos todos estos
conciertos, los vamos a echar de menos.
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