domingo, 5 de octubre de 2014

 Magic Markers + Mott. Sala Stéreo. Jueves 2 de octubre de 2014.

Nada surge como se planea. Este jueves pasado nos fuimos a la Stéreo a ver a Magic Markers, un grupo que nos había impresionado al ver sus vídeos en youtube y de paso conocer a Mott, un grupo de reciente formación, sin nada publicado pero de quienes habíamos oído hablar maravillas acerca de ellos.

Lo que no imaginábamos es que Mott nos fuera a dejar tan atónitos como nos dejó, fue algo impresionante, y no son palabras gratuitas, lo que vimos este jueves en la Stéreo, no lo habíamos visto nunca, la verdad.

Pero empecemos por el principio. Llegamos a la sala a las diez y diez de la noche, deprisa y corriendo pensando que llegábamos tarde. Nada más entrar en la sala nos llevamos nuestra primera impresión: estaba vacía. Unas tres personas a parte de nosotros y la gente que allí trabajaba.

Hablando por allí nos enteramos que el concierto empezaba a las 22:30 al final, y allí estuvimos, tomando unos tercios y charlando por allí con la gente, mientras iba llegando más gente, poco a poco.

Al cabo de un rato, mientras fumábamos un cigarro en la puerta, vimos a unos chavales llegar y hablar con el portero: ''queremos entradas para ver a Mott, somos nosotros''. La cosa estaba a punto de empezar.

Y empezó, el concierto dio inicio en un estallido de energía que duró toda la actuación de Mott, con un sonido cañero, muy cañero, a la vez que retorcido; muy experimental, pareciendo todo una improvisación continua.

Locura siniestra. Con una base rítmica que era como una apisonadora, y es que hay que ver a Aron tocar la batería en directo, tan brutal como brillante. Si habéis oido a Perro, -grupo también murciano como Mott en el que también es batería- os podreis hacer una idea aproximada de lo que hablamos.

Sobre la batería de Aron sonaban las líneas de bajo de Larry, un sonido fuerte, muy fuerte, con efectos y envolvente.
Y sobre esta base rítmica los acordes y notas de Marco, con un sonido agresivo y estridente, no apto para oídos sensibles, aderezado con eventuales párrafos cantados de vez en cuando.
Progresivo, potente, retorcido y muy destroyer, es el sonido que nos atronó ese noche allí con ellos, Mott. Un sonido que te incita a botar y a hacer pogo. Con un final que desembocó en la locura, cuando Marco estampó su guitarra contra el suelo del escenario y la pisoteó -desconocemos si le pasó algo a la guitarra-, para luego bajar ellos del escenario y aplaudir al escenario vacío. Todo acorde al más puro feeling que allí reinaba, nada de postureos.

Una banda que no busca agradar ni desagradar, simplemente sacar todos sus demonios y darlo todo.





Después vino el clásico descanso de unos veinte minutos entre grupo y grupo, mientras se preparaban para actuar Magic Markers.

Tranquilos, mucho más tranquilos, después de ver la explosión de Mott, comenzaron a tocar Magic Markers. Como la calma tras la tormenta. La sala se lleno de pegadizas melodías, ritmos mucho más lentos y sobretodo suaves y una Elisa Ambrogio entonando una voz que nos sonó limpia y clara; toda una contraposición al salvajismo musical que predomina en sus trabajos de estudio, sobretodo los más primerizos.
 
Hay que decir también que la evolución de esta banda ha ido desde sus inicios, mucho más tralleros y punkarras hasta un sonido más refinado y melódico, aunque igualmente trancero y psicodélico que nos mantuvo flotando hasta bien entrada la noche.

En resumidas cuentas, fuimos a ver a Magic Markers a la par que algo escépticos respecto a Mott –de quienes nos habían hablado maravillas pero que no habíamos escuchado nada- y nos quedamos anodadados ante estos últimos por ser una banda absolutamente brillante y que tocaron entregados como si no hubiese un mañana.


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